Un Hombre nacido de la inmundicia Humana, despreciado, odiado, maldito, incluso cuando hizo su acto más Heroico, fue rechazado por su propia Raza.
Cuando sus manos manchadas de sangre le arrebataron la vida, al ser más Justo que haya existido, un pequeño hoyo de tristeza se formo en su alma, queriendo ver más de ese bello color, simplemente agacho la mirada antes de que su cuerpo fuera enterrado con las duras y frías piedras, que le lanzaban desde los altos Balcones.
Una duda lo asecho antes de cerrar los ojos, ¿De que color era su alma esta vez? solo los cerro, y al volverlos a abrir , noto que ya no estaba en la Arena, si no en un sucio callejón de Londres.