El trigo HB4 es más que un simple avance tecnológico; es un testimonio del poder de la ciencia y la colaboración en la biotecnología argentina. La historia comienza a mediados de los años 90, cuando Raquel Chan, junto con un equipo de científicos del CONICET y la Universidad Nacional del Litoral, comenzó a investigar cómo las plantas responden a condiciones de estrés hídrico. Este trabajo pionero llevó al desarrollo de una tecnología que podría cambiar la agricultura mundial: el trigo HB4.