Se conocen como niños que no conocían nada mejor: dos mitades de un todo sin hogar, en las concurridas calles de un lugar cuyo nombre Hua Cheng ya no recuerda. Wei Ying le sonríe a Hua Cheng con una sonrisa comparada a los dientes de un conejo. -¡Gege, soy Wei Ying! ¡Pero por favor llámame A-Ying! ¡O Ying'er! ¡Al pequeño A-Ying le gustaría eso! -A-Ying.- Repite Hua Cheng. Mira el rostro de Wei Ying y sabe que su vida a partir de ahora cambiará para siempre. esta obra no me pertenece, le doy créditos a: sweetlolixo por dejarme traducir su historia ♡