Finales de octubre, 1921.
Temprano, una mañana de espesa niebla, un cadáver es encontrado en mitad de los viñedos. El rígor mortis indica que lleva muerto varias horas y, tras una breve inspección de sus heridas, la conclusión unánime parece ser que fue víctima de una caída accidental.
¿Pero qué hacía un hombre solo, de madrugada, en un monte oscuro y baldío? ¿Realmente se trata de un accidente o hay un componente un poco más violento en todo el suceso?
Por si no fuera suficiente, los rumores y leyendas de una presencia sobrenatural vagando por los caminos aledaños al lugar del incidente no tardan en presentarse...
Eloy lleva apenas un mes en este pueblo en el que alguna vez vivieron sus abuelos. Aunque, en esta ocasión, no está para quedarse de vacaciones sino como nuevo oficial de policía en la región.
Con ayuda de un viejo amigo al que no veía desde hacía mucho tiempo, él será el encargado de solventar este misterio antes de que su propia vida, o la de aquellos que considera cercanos, corra peligro.
Lady Frances Hess sabía que su estatus al ser la cuñada de lord Cholmondeley era algo que le daba ventaja en la región, por eso era tan presumida y arrogante que la mayoría de los caballeros la detestaban, lo que hacía que una propuesta matrimonial se convirtiera en una verdadera hazaña.
Robert Preston, marqués de Winchelsea, autoproclamado nómada había llegado a su próxima parada en Cheshire para conocer el condado y sus maravillas; sin embargo, acabó conociendo a la criatura más petulante de Inglaterra, aunque con un encanto que solo él podía percibir.
¿Sería posible que por fin deseara establecerse en ese condado solo para hacerle tragar su arrogancia a Frances o seguirá su camino dejando atrás a esa bella arpía?