Fernanda Gallardo, una teniente española, fue plantada en el altar y humillada frente a media ciudad en España, jurándose a sí misma que nunca volvería a confiar en el amor. Pero diez largos años después, el coronel Alejandro Vargas llegó a su vida, y le demostró que no todos los hombres son iguales.
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「- ¿Qué tengo que hacer para hacerte entender... - la tomó del mentón para hacerla mirarlo a los ojos - que me gustas, chula?
El corazón de la muchacha dio un vuelco, y sin que le diera tiempo a reaccionar, sintió los labios del coronel juntarse con los suyos.」