Todas las personas de entre 15 y 25 años de todo el mundo están obligadas a participar en el juego de la muerte de veinte rondas. El protagonista inicia junto a su compañero su desafío número 100 gracias a sus habilidades para retroceder. Habiendo experimentado el juego 99 veces de antemano, son capazes de volverse abrumadoramente más poderosos que nadie. Una vez que se den cuenta de que sus condiciónes de la última ronda es tener al menos seis personas, empiezan a aceptar miembros del grupo para evitar repetir los errores del pasado.