La noticia sobre la salud de Isidro golpea duramente a la colonia, especialmente para su hija Fina, que no es capaz de asimilar que un pilar de su vida tenga los días contados. No hay tregua para ella y su corazón. Afligida, busca en la casa grande a Marta, su refugio, su hogar. Solamente su presencia puede darle algo de luz a las tinieblas que cubrían desde hacía semanas su vida.