Amanda vivía con el peso de decisiones pasadas que habían dejado cicatrices profundas en su vida. A pesar de su éxito profesional, una ausencia la atormentaba cada día. Amanda luchaba constantemente con la culpa y la soledad.
Un día, una llamada inesperada trastocó su mundo. Era una persona que tuvo relevancia en su vida, con una propuesta que podría cambiarlo todo.
En este viaje emocional, Amanda no estaría sola. Jimena, una presencia constante y reconfortante en su vida, se convirtió en su mayor apoyo. Juntas, enfrentarían los desafíos y explorarían la profundidad de sus propios sentimientos, descubriendo que a veces, la vida ofrece segundas oportunidades donde menos lo esperamos.
Con el pasado siempre presente y el futuro incierto, Amanda deberá encontrar la fuerza para redescubrir el amor, la redención y la esperanza.
No sé cómo iniciar. Sí, el principio suena lógico. Pero es complicado de explicar. Todo en la vida es complicado, empezando por nosotros mismos. Y creo que en eso radica el problema, el problema de no saber vivir.
Creo que todo este tiempo he sido alguien ejemplar. Alguien a quien es sencillo admirar, un ser humano formidable y entero. Y quizá eso traiga consigo unos cuantos defectos naturales. No lo sé, supongo que es algo confuso todo esto. Y más para mi misma.
Tal vez se me olvida quién soy. Tal vez olvido todo al ver esos ojos con heterocromía. El infinito azul de uno y el hermoso chocolate de otro. Estoy equivocada, eso lo sé. Y no hay nada en mi que me diga lo contrario.
Pero es tan gustoso el placer de verla, de añorarla y de desearla. Me siento una pervertida por completo cuando miro sus largas y delicadas piernas entre abrirse distraídamente durante la clase. Una depravada por notar como el sudor hace que su ropa de deporte se ajuste a su cuerpo. Una depredadora por desear y anhelar a una chica de 17 años. Una degenerada por desear a mi alumna