Los años pasaron, el tiempo los separó.
Jeremiah se había prometido nunca más involucrarse con el que había sido su creador, pero un caso que llama mucho su atención provoca que los dos inmortales se vuelvan a encontrar y relacionar.
Jeremiah se prometió nunca perdonarle.
Darius prometió nunca volver a sentir nada por nadie.
El destino los volvió a unir, quizás para bien, quizás para mal.
Pero ambos saben que lo que tienen delante de sus narices puede provocar que el mundo en el que viven cambie para siempre y ambos, muy a pesar de que se sienten rivales, no quieren que todo termine y es por ello que deciden unir fuerzas y así luchar contra la oscuridad que crece en su ciudad.