Había jurado no meterse en nada de lo que su familia creía, el nombre ya le perseguía con malas miradas cada que se presentaba ante cualquier posible cliente. Ante una comunidad religiosa por supuesto que estaba mal visto ser llamado como el primer traidor que se tiene registro en la biblia. -¿Que tan dispuesto estas a entregar a la mujer que amas? -preguntó el diablo relamiendose los dientes, ansioso de que aquel hombre firmara sin dudar nada. Las gotas de sudor escurrían por su frente y mejillas. ¿En verdad iba a hacer esto? Desde luego que no quería ver morir a la mujer que más lo había apoyado en la vida, pero ¿Que alternativa tenía realmente? ¿Por cuanto tiempo podría mantener a flote sus lujos y a su familia? Tal vez nunca debió haberse involucrados con los Malik, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. -Los pactos no son un juego mi estimado -bufo el diablo moviendo sus rizados cabellos- y tarde o temprano vendré a cobrarte.