En el dinámico escenario del Colegio Bilingüe de Cerro Viento (CBCV), dos jóvenes de catorce años, Juan Suárez y Lía Carrazco, se ven envueltos en una travesía de descubrimiento y romance. Juan, un chico introspectivo con profundos ojos marrones y una pasión por la música, queda cautivado desde el primer momento por Lía, una talentosa atleta con una sonrisa que ilumina cada rincón del campus. Lía, apasionada por el voleibol y con una determinación palpable en cada movimiento, también siente una conexión especial con Juan, aunque ambos inicialmente luchen con la timidez para expresar sus sentimientos.
A lo largo de su historia, se enfrentan a los desafíos comunes de la adolescencia: la llegada de nuevos amigos y rivales, como Mía, una chica carismática que provoca inseguridades en Juan al cortejar abiertamente a Lía. Con la orientación de la perspicaz profesora de arte, Ruby, Juan encuentra la valentía para expresar sus verdaderos sentimientos a través de la música, tocando una canción que transmite todo lo que nunca se atrevió a decir con palabras.
A medida que Juan y Lía superan obstáculos y aprenden a confiar el uno en el otro, descubren que el amor verdadero trasciende las apariencias y los desafíos externos. Es una historia de crecimiento personal, donde ambos personajes encuentran en el otro no solo un interés romántico, sino también un apoyo emocional y una inspiración para ser auténticos. Bajo las luces del Colegio Bilingüe de Cerro Viento, Juan y Lía florecen en una relación que promete ser tan brillante y perdurable como las estrellas que alguna vez contemplaron juntos.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.