Max lo había saludado de manera amistosa, una palmada en el hombro, una expresión de comprensión ante el cansancio y el fastidio de tener que enfrentar a la prensa. Pero si Fernando Alonso sabía ser algo era ser un diablillo y aunque Max había logrado superar el momento y enfocarse durante las entrevistas, sus palabras lo siguieron hasta la cama que compartía con su adorado Checo.
Parte 13 de la serie: Seguiremos enamorados, ¿verdad?
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Esta historia se desarrolla en el fin de semana del GP de Mónaco, con referencias a mis otras dos historias: Besito para el campeón y Aquí, juntos en nuestra promesa.
Estoy ignorando el GP de Canadá porque no quería escribir nada triste, pero igual di un pequeño guiño de Max ganándolo.
*Esta historia es ficción, y en este universo, no tienen esposa, ni pareja, ni hijos.
*Las palabras en cursiva están en "español" o neerlandés.
Gracias, muchas gracias a @LillipaadBlue por pasarme el video que inspiró esta historia, por sacarme la foto de portada y las otras y sobre todo por la sorpresa del final. También por responder a todos mis desvaríos que llevaron a esta historia feliz cuando ya no pensaba escribir nada.