Besé sus ojos, sus labios, mi boca bajó a lo largo de su pecho y rozó el ombligo infantil, el bello animal, el sexo, donde su corazón latía a golpecitos; Su olor, su calor me emborrachaban y sentí que mi vida me abandonaba, mi vieja vida con sus preocupaciones, sus fatigas, sus recuerdos gastados.
Mi ojo asciende al sexo de la amada: nos miramos, nos decimos palabras oscuras, nos amamos como se aman amapola y memoria, nos dormimos como el vino en los cuencos, como el mar en el rayo sangriento de la luna.
Me di cuenta en ese preciso momento en que admiraba su belleza en la desnudez, que ella era el ornamento de su sexo simplemente...
To Be Continue.
-Marie