El estrés escolar, el miedo al futuro y las constantes preguntas sobre qué carrera elegirás son típicas cosas que te pueden invadir durante esas últimas semanas como estudiante de secundaria.
Sin embargo, para Nicholas era diferente; al salir del clóset con su madre y que nada saliera como esperaba todo se sentía con más presión, sus palabras y sus acciones se veían vigiladas.
☆彡彡
Nicholas tenía las palabras atrapadas en su garganta, no podía hablar, quería abordar el tema sin sentirse culpable pero ninguna palabra por parte de nadie servía; de todas maneras decirle a una amiga que la usaste para recibir aprobación no era algo que se pudiera suavizar siquiera con palabras lindas. Ese fatídico día luego de tener esa conversación con Samantha, una de sus amigas, regresó a su hogar con una presión en el pecho tortuosa.
En un instante pensó que realmente la quiso, que su corazón por lo menos sintió una pizca de cariño.
Aunque los dibujos pegados en las paredes de su habitación dijeron lo contrario, ella no estaba ahí, no se encontraba en ningún lado.
En todas sus obras se reflejaba el chico pelirrojo que siempre lo acompañó desde que se mudó, estaba en los colores, en los temas, en aquellos atardeceres que pintó alguna vez.
No era de sorprenderse que también estuviera en su corazón.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...