My heart In Yours Hands

La amistad que una vez parecía indestructible se había desmoronado sin explicación. Sam y Oliver, inseparables desde la infancia, compartieron risas, secretos y aventuras. Pero un día, sin previo aviso, Oliver desapareció. Se fue del país, dejando a Sam con un vacío que parecía imposible de llenar.

Años pasaron, y Sam creció, cambió, pero nunca olvidó a su mejor amigo. La herida de la partida de Oliver seguía abierta, aunque intentaba convencerse de que estaba curada.

Luego, el destino los reuniría de nuevo. Oliver regresó, pero algo había cambiado en él. Su mirada, antes cálida y amigable, ahora parecía distante, desconocedora. Sam se sintió como un extraño para su antiguo amigo.

La competitividad se apoderó de ellos. Ambos se esforzaban por superarse, en todos los aspectos de sus vidas. La tensión entre ellos era palpable, y la amistad que una vez los unió se convirtió en una rivalidad que parecía no tener fin.

Pero había algo más, algo que ninguno de los dos se atrevía a admitir. Un sentimiento que crecía en silencio, que se negaba a ser ignorado. El amor.

En una noche de fiesta, el alcohol desinhibió a Oliver, y sus palabras, llenas de emoción, revelaron la verdad que ambos habían estado ocultando.

"Sam... siempre te he querido", murmuró Oliver, su voz apenas audible sobre la música.

Sam se quedó sin aliento, su corazón latiendo con fuerza. La confesión de Oliver cambió todo. La rivalidad, la tensión, todo se desvaneció en un instante.

¿Estaba Sam dispuesto a entregar su corazón, una vez más, a las manos de Oliver?