Soy una titánide... hija del tiempo. Sin límites y bendecida por todos. Pero ahora no sé qué se supone que sea. Extraño mi casa. Extraño a mi familia. Y, más que nada, extraño a mi padre. Siento que los abandone para sobrevivir. Para que estuviéramos a salvo. Aprendí a cargar con el peor peso de ser la hija de quien era y lo que significaba. Así como también el peso de la corona que me fue impuesta por los que arruinaron mi vida. Hecha pedazos para ser "La traidora de oro" Dejar de lado a quien era, el amor que le tenía a mi padre, el futuro que quería, a mi familia, a quien amaba, sobre todo a una parte de mí misma. Pero aun así, la felicidad que tanto quería llego a mi vida, con cuerpo y nombre. Esa felicidad me ayudo a seguir luchando, a no perder la esperanza. Seguí viviendo, no como esperaba, pero... al menos algo seguros.
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