Brooke y Nash nunca tuvieron un término medio. O se querían a morir o mataban por quererse. Nash hizo a Brooke cruzar la línea que un día él mismo pintó. La hizo saltar los semáforos en rojo sabiendo las consecuencias. Sin embargo, ella podía ser sus Viernes por la noche y él podía ser sus Domingos por la mañana. Ella podía quererle a él los días pares, y él a ella los impares, Brooke era quien ponía las normas y Nash quién se las saltaba. Ella podía ser lo que él quisiera, ya que él ya era todo lo que Brooke quería. Pero, después de que Brooke se vea arrastrada a una situación en la cual ninguna chica debería estar, intenta alejar a Nash con todas sus fuerzas. ¿Se dará Nash por vencido? ¿La dejará ir? Y lo más importante... ¿Se acabará todo por culpa de una mala decisión?