Mis palabras han perdido la delicada sutileza de la expresión, y es en mi corazón donde reside la verdad de todo aquello que pudo haber sido. Eres alguien, portador de tu anhelado destino, y en esa soledad, me regocijo. En el horizonte se oculta una sombra que contempla el resplandor de ese hombre, distante, pero siempre cercano.