Muy pocas personas conocen al amor de su vida. Y las que lo hacen, desperdician completamente la oportunidad. Nunca he sabido el por qué. En el amor, siempre he pensado que si dos personas se miran a los ojos, sabrán que el individuo que tienen delante es su alma gemela, y harán todo lo posible para estar con ella.
Desde pequeña supe que todo esto eran mentiras; cuentos inventados por las chicas que desearon encontrar el amor verdadero, pero no lo consiguieron. Aún así, me gustaba soñar con que le encontraba a él.
Hasta que le conocí. Cuando le vi por primera vez, mi corazón comenzó a palpitar muy deprisa, y no dejaba de sonreír y mirar esos ojos tan oscuros y misteriosos, que me producían tanta curiosidad y miedo a la vez. Su simple mirada creaba tantos sentimientos en mí que supe que él iba a ser mío. Y sólo mío.
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