Podría jurar que lo que sentía era algo normal, algo pasajero, pero al mismo tiempo placentero. Un gusto cualquiera, como a un niño al que le gustaba una pelota de fútbol. Sin embargo, ese gusto podría llegar a ser eterno, por error. Le gustaba el olor de su piel, el cigarrillo mezclado con flores. Ahora mismo se tenía la pregunta, ¿Cual era su flor favorita? Tal vez los tulipanes o los girasoles. ¿Por qué se comportaba así? ¿Por qué su cabello era así? ¿Por que le encantaba tanto al punto de quererlo como un trofeo en su vitrina? Las cartas podían ser suficientes. Explicarse mediante letras lo que sentía, lo que anhelaba. El lo anhelaba. •💌• ¡Atención! La siguiente historia contiene temas delicados que podrían ser sensibles para algunos lectores. Igual que, nada de lo que está escrito debe de ser romantizado. ¡Este libro no se trata de amor! ¡Gracias!