Christopher Morgan es un fanatico de las peleas clandestinas, de las carreras ilegales y de todo lo antimoral. Con dieciocho años debe pensar en un futuro, no está dispuesto a renunciar a su apellido, pero tampoco a esclavizarse así mismo a su progenitor. Si quiere salir adelante como lo enseñó Regina Morgan, debe buscar sus propios medios, pues perder nunca ha sido parte de su vocabulario.