Miguel Díaz era un omega alegre y simple, le gustaban los cómics, disfrutaba pasar tiempo con sus amigos Eli y Dimitri y vivía junto a su madre y su "yaya." Pero toda su felicidad se acabó en cuestión de segundos. Solo recuerda haber caminado por la calle, cuando una Alfa de estilo gótico pareció sonreírle, por primera vez tuvo el valor de hablar con una chica, pero ese fue su mayor error, la siguió a un callejón pero no la encontró, en cambio, una bolsa le tapo la cara y todo se volvió oscuro, un forcejeo inútil, el sonido de un motor, y la sensación de una furgoneta arrancando. Ahora era vendido al mejor postor, cientos de alfas lo miraban con lujuria y pujaban cientos de millones solo por tenerlo una noche y luego desecharlo, entre esos rostros sin nombres, brillaban unos ojos verdes llenos de interés; un chico rubio se levantó y dijo: "Es mío"All Rights Reserved
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