Barbra perdió a su madre en un accidente automovilístico y terminó en el sistema de hogares de acogida, sufriendo una infancia miserable. El último verano antes de graduarse de la escuela, mientras trabajaba como camarera en un restaurante, el trabajador social encargado de su caso le recomendó que se tomara sus estudios en serio si quería tener algún futuro. Es así como la empareja con una compañera de trabajo para que la tutorizara, Freya, una hermosa rubia de la que desconfiaba al principio porque era demasiado bondadosa para ser real.
Freya era la niña dorada del pueblo, una chica estudiosa que soñaba con ser maestra de niños especiales. A pesar de provenir de una familia acaudalada, antes de terminar sus estudios de secundaria comenzó a trabajar, ya que su padre deseaba que aprendiera el valor del dinero trabajado. Es ahí donde conoce a Barbra, una rebelde alta y preciosa que parecía odiar al mundo y que cambiaría su vida para siempre.