Las luces de los coches de policía nos deslumbraban. El ruido de las sirenas era ensordecedor. Todo aquello me impresionó tanto que me quedé clavada en mi sitio. Los recuerdos de los últimos meses volvieron a mi mente para atormentarme. Las lágrimas empezaron a deslizarse incontrolables por mis mejillas. -Voy a entregarme. Yo te he metido en esto y ahora voy a sacarte de ello- dijo él asustado pero decidido. Mi mano aferró la de Liam como si me fuera en ello la vida. -No Liam, no... no puedes... - ni siquiera podía hablar a causa del nudo que tenía en la garganta. -Te quiero, Hannah- contestó simplemente. Se giró hacia la policía y levantó los brazos en señal de derrota. Tenía que hacer algo para evitarlo. Fuera lo que fuera.