Los años pasaban pero su relación no cambiaba, sus peleas constantes se habían convertido en parte de la rutina, una que al final del día no la detestaban tanto como parecía. Se odiaban, era simple ¿No? Pues a veces las cosas más simples son las que tienen una explicación mas compleja. Se necesitaban de una forma tan humillante que era mejor fingir que se odiaban. Ni en un millón de años podrían pensar en estar juntos, era prácticamente imposible que eso llegara a suceder. Pero el destino tiene sus propios planes y su voluntad de estar separados no lo arruinaría. Ellos terminan en una situación donde se necesitaban mutuamente, así que tendrán que pasar juntos más tiempo de lo normal, aunque quizás al final del día no es tan malo como parece y terminan descubriendo algo que querían ocultar.
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