13 Partes Continúa En el prestigioso Instituto Haneul, dos nombres reinaban sobre todos los demás: Jeon Jungkook y Kim Taehyung.
No era solo porque fueran guapos-y lo eran, hasta un punto casi ridículo-sino porque parecían diseñados para ser el paquete completo. Millonarios, inteligentes, atléticos y talentosos en todo lo que tocaban.
Jungkook era el epítome de la disciplina: primer lugar en todas las competencias deportivas, un genio en ciencias exactas y el heredero de una de las empresas más influyentes del país. Su presencia exudaba confianza, con una mirada afilada y una sonrisa que hacía temblar a cualquiera.
Taehyung, en cambio, era la personificación de la elegancia despreocupada. Su carisma natural y su talento artístico lo convertían en el centro de atención sin siquiera intentarlo. Cantaba, pintaba, hablaba tres idiomas fluidamente y, para desgracia de Jungkook, siempre lo superaba por un par de puntos en algunas materias, arruinando su puntuación perfecta.
Pero había un detalle que solo unos pocos notaban: Jungkook y Taehyung no se soportaban.
Y la rivalidad entre ellos estaba a punto de volverse aún más intensa.