En el corazón de la ciudad se alzaba el imperio de Josep Oliver. Sus hoteles eran sinónimo de lujo y riqueza. Pero detrás del brillo y el glamour, el apellido Oliver susurraba secretos oscuros. Josep había tejido una red de negocios ilícitos que alimentaban su poder. La verdad era un secreto a voces en los círculos más exclusivos: Josep Oliver no solo construía hoteles, sino también un imperio de sombras. Entre las paredes de mármol, se movía Chiara Oliver, la hija menor del magnate. A sus 23 años, Chiara había heredado no solo la belleza de su madre y la inteligencia calculadora de su padre, sino también su peligrosidad. Apodada "La Niña" por su apariencia angelical, Chiara era todo menos inocente. Su dulce sonrisa escondía una inteligencia feroz, y su naturaleza caprichosa la hacía tanto temida como respetada. Era la perfecta heredera del imperio de su padre, una princesa oscura en un reino de secretos. La vida de Chiara dio un giro inesperado el día que conoció a Violeta. Violeta, la mejor amiga de su hermana mayor, era un rayo de luz en el universo de sombras de los Oliver. Ajena a los tejemanejes del mundo de Josep y su hija, Violeta era una joven de principios firmes, defensora del bien y de una moralidad incorruptible. Su inocencia y bondad contrastaban radicalmente con la corrupción que la rodeaba, haciéndola destacar como una flor en medio del desierto. El primer encuentro entre Chiara y Violeta fue una colisión de mundos. Chiara, acostumbrada a obtener todo lo que deseaba, encontró en Violeta un nuevo objeto de deseo. Pero no era solo un capricho pasajero; había algo en la pureza y la fuerza de Violeta que encendía en Chiara una obsesión desconocida. Mientras tanto, Violeta, sin saberlo, se adentraba en un juego peligroso, donde las reglas las dictaban la ambición y el poder. Pero Violeta no era una simple pieza; su firmeza y valentía la hacían un adversario formidable, incluso para alguien tan letal como "La Niña".