Latidos

Merle y Daryl Dixon eran muy diferentes entre si, y quiza lo unico en comun que tenian ademas de su horrible infancia, era lo mucho que amaban a su hermana menor, Charlie. La chica era dura como todo Dixon e increíblemente terca para sus veintidós años pero tenía un buen corazón al igual que Daryl, lo que la llevaba muchas veces a pensar en los demás antes que en ella misma.
Después de perder a Merle a manos del Gobernador, Daryl era el único familiar que le quedaba a Charlie y por lo unico que seguia luchando para sobrevivir en aquel cruel y apocalíptico mundo.
No creía en el amor y no lo necesitaba en su vida, le alcanzaba con su hermano y aquel grupo que se volvió su familia y con el que había enfrentado tantas cosas.

- Paul Rovia, pero mis amigos suelen llamarme Jesús - les dijo el desconocido con el que habían chocado y a pesar de no creer en los cuentos de hadas o el amor, Charlie se encontró preguntándose que tenían esos ojos que hacían que su corazón latiera como si quisiera salir de su pecho y seguir al hombre que se alejaba corriendo.