Sunoo disfrutaba de su empleo, realmente lo disfrutaba. Se esforzaba al máximo para mejorar cada día y sus compañeros lo trataban bien, brindándole la orientación que necesitaba. Menos Sunghoon. Ese chico maldito, con sus ojos color café y sus pómulos marcados, era el responsable de un conflicto interno. Sunghoon se dedicaba a convertir la estadía de él en un infierno, creándole problemas y dándole indicaciones erróneas cuando él intentaba realizar sus tareas de manera eficiente. ¿La razón? Sunghoon se sentía amenazado por Sunoo. No quería que hubiera otro miembro en su equipo de trabajo, se negaba a poner en riesgo su propio puesto por la llegada de alguien más. No necesitaban una cara bonita extra. Sunoo no era una bengala, Sunghoon sí. Está historia NO es mía todos los créditos van a @mtommot91