Con la presión de las carreras y el peso de las expectativas, debía enfrentar tanto mis miedos personales como las duras competiciones en la pista. La temporada estuvo llena de altibajos y descubrimientos, y mientras perseguía mis sueños y buscaba mi lugar en el mundo, aprendí que a veces las mayores victorias no estaban en el podio, sino en las conexiones humanas que hacemos a lo largo del camino.