Sarocha Chankimha era una chica que siempre había tenido todo lo que había querido, hasta el día que descubrió a su prometida con su prima en la cama.
Desde ese día juro que ninguna otra mujer se burlaría de ella, debido a eso se alejó de su familia y decidió salir adelante ella sola, sin el apellido de su familia a cuestas.
Rebecca Armstrong es una mujer que siempre conseguía lo que quería, en sus planes no entraba el matrimonio, pero por lo visto su familia no pensaba lo mismo, ya que ahora que su abuelo había muerto puso una cláusula en el testamento para que ella pudiera heredar, y era que se tenía que casar y vivir en la casa familiar por lo menos un año, pero su hermano no pensaba ponérsela fácil ya que se metía con cada una mujer que ella pretendía convertir en esposa, hasta que volvió ver a Sarocha, a la cual le propuso un trato que ella no pudo rechazar.
Esta historia no es mía, es una ADAPTACION.
Rebecca G!P
Nunca debería haber aceptado ese acuerdo...
Hace treinta días, mi jefa-una tiburona de Wall Street- acudió a mí con una oferta que no pude rechazar: poner mi firma en una línea de puntos y fingir ser su prometida durante un mes. Si accedía, podía rescindir mi contrato laboral con una indemnización por despido "extremadamente generosa".
Las normas eran muy sencillas: prohibido besarse y tener sexo. Solo había que fingir que nos queríamos ante la prensa, aunque desde el día que la conocí siempre había deseado borrarle esa estúpida sonrisa de superioridad de la cara.
Lo cierto es que no tuve que pensármelo dos veces. Firmé y comencé a contar los segundos que me faltaban hasta librarme al fin de su chulería de alta gama.
Solo aguanté un minuto...
Nos peleamos durante todo el viaje de cuatro horas hasta su ciudad natal y no conseguimos dar una impresión convincente ante la prensa que nos esperaba.
Pero lo peor fue que, justo cuando iba a arrancarle aquel gesto arrogante de la cara, se quitó la toalla de baño delante de mí, a propósito, y me dejó sin palabras con su bien tonificado cuerpo, para "demostrarme quién era la más importante" en nuestra relación.
Después me dedicó su estúpida sonrisa de suficiencia de nuevo y me preguntó si quería que consumáramos lo nuestro.
Y lo peor de todo es que ese fue solo el primer día.
Todavía quedaban otros veintinueve por delante...