Corona de sangre

-¿QUÉ MIERDA QUIERES?

Me mira con desdén desde arriba, unos ojos fieros que reflejan la noche y la locura que esta abarca.

-Quiero que tú y tu boquita se mantengan alejadas de bocas ajenas a la mía.

Coge mis mejillas con fuerza haciéndome daño con su pulgar e índice, lucho contra su fuerza para apartarme y solo consigo que sus dedos huesudos se claven todavía más.

Esto seguro que me deja más moratones.

-Escucha mi reina, existes por y para mí, cualquiera que se te acerque acabará igual o peor que esa escoria, su muerte es culpa tuya y pesará sobre tu consciencia, no sobre la mía.

Sigo mirándolo con odio y asco, su respuesta es girarme con una mano y estamparme de cara contra la pared, su mano descansa con fuerza sobre mi cabeza y su pecho desnudo fricciona contra mí. Juraría que la pared ha adquirido la forma de mi mejilla.

-Que se te meta en la cabeza, este cuerpo, este coño, tu boca, tu pelo, tu todo me pertenece, no puedes dar un paso sin que yo te lo permita-empieza a olerme de cerca dejando su respiración por donde pasa- yo he consentido que estés aquí, vas a llegar hasta las brujas, y vas a aceptar su ayuda sin respirar cerca de otro ser.