La reina Helaena Targaryen se sentía profundamente cansada y sola desde la tragedia que había sufrido con su pequeño Jaehaerys. La situación se agravaba ahora con la lesión de su esposo, el rey Aegon, en la batalla. En esos días sombríos, encontraba consuelo observando los insectos que pululaban por la Fortaleza Roja, tejiendo en silencio o cuidando de su pequeña Jaehaera.
En su corazón, anhelaba el día en que un caballero montado en un dragón, como los de los cuentos de hadas de su infancia, vendría a rescatarla. Sin embargo, no sabía que el príncipe Jacaerys Targaryen, bajo las órdenes de su madre, la legítima reina Rhaenyra, estaba preparando secretamente su rescate.