Estaba muriendo, pero como le vieron la herida a él a mí no me creyeron. La herida se la hice yo en defensa, y la sangre era mía de todas las que él me hizo. Pero no importa, yo me levanté y seguí mi camino, él se tiró al suelo y actuó como si fuera la víctima. De todos modos yo sabía como suturar un corazón, pero lo que no sabía es que con el propio es mucho más difícil. Más nunca imposible.All Rights Reserved
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