Es hiriente conocer y no conocer a un amigo. Puede ser tan frágil que todo tú se desviviría por cuidarla, y puede tener secretos que te harían odiarla. Cuando la miras sabes que no hay nadie igual, que sin sentirlo te atrapo el corazón, y el rencor se deshace antre sus suaves manos. Sabes que el deseo de amarla no se irá de ti hasta que tu corazón de su último latido.