confía en mí y cae también

Con curiosidad, Kei pregunta: "¿Cómo sabías que sus ojos mentían?"
"Tú me enseñaste", dice Tobio.
Inclina la cabeza y mira a Tobio con curiosidad. -¿Qué quieres decir? ¿Cómo te enseñé? Nunca te he dicho qué señales busco cuando interrogo a la gente.
Tobio sacude la cabeza. "No tenías por qué hacerlo. Parecían tuyos. Cuando me mientes".
Kei siente que se le encoge el estómago y traga con fuerza. -No te miento -dice con naturalidad. Es una maldita mentira.
-Sí -dice Tobio con voz fría-. Así. Son exactamente así.