Todos conocemos la historia. El villano amenaza la ciudad, quizá al mundo, a veces al mismo universo. Para estos seres, la muerte no suele ser impedimento para su retorno y el encierro no es más que una oportunidad para planear su siguiente atrocidad.
Pero ¿Qué hay con los monstruos pequeños? Ladrones, pandilleros, asesinos y mercenarios de poca monta, seres que a lo máximo que pueden aspirar es a ser el villano de la semana, un enemigo secundario a la sombra de las grandes amenazas a las que el héroe debe priorizar. Una vez encerrados, rara vez escapan por su cuenta y al morir nadie se molesta en recuperarlos, si su nombre vuelve a ser escuchado, seguramente es un sucesor, un idiota que robo el traje y los poderes.
Estos villanos de segunda y tercera categoría generalmente deben ganarse su libertad, poniendo sus vidas en peligro para lograrlo.
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero