Mantener la cotidianidad es lo que muchos esperan de su vida, pero para Mía en su último año de secundaria no sucede. Empieza a soñar, a tener recuerdos que no son suyos, que no le pertenecen pero se encuentra tan atravesada por ellos que no puede escapar y tampoco quiere. Estos sueños, recuerdos y vivencias le abren una puerta tentadora de atravesar pero que no puede ver qué le espera del otro lado.