En el reino de Veridonia, el año 1886 se despliega bajo un manto de penumbra y desolación. En sus calles empedradas, donde la niebla se adensa y se mezcla con el humo de las chimeneas, la desesperanza se respira con cada bocanada. El majestuoso palacio de piedra negra, antaño símbolo de opulencia y gloria, se alza ahora como un monumento a la decadencia. El rey Agon, enfermo y débil, yace en una cama de seda y oro, su cuerpo consumido por una enfermedad que desafía a la medicina de la época. Su salud deteriorada ha sumido al reino en un caos implacable, donde la pobreza y la muerte se han convertido en los protagonistas de la vida diaria. La nobleza, en su desesperación por el poder, ha comenzado a desmoronarse en una serie de intrigas y traiciones. Los rumores de magia oscura y pactos prohibidos se entrelazan con los murmullos de conspiración en los corredores del palacio. En un país donde la ley del más fuerte gobierna, la falta de un sucesor fuerte amenaza con arrastrar al reino a la anarquía total. En una era donde el poder y la magia se entrelazan en una danza mortal, Veridonia se encuentra al borde del colapso, y sólo el sacrificio más grande puede salvar al reino de su destino sombrío. O en este caso, destruir al reino puede salvar la vida de un sencillo joven que vive encerrado en las sombras de la mansión del duque Hwang; o en otras palabras, está quemándose en el infierno donde su esposo el duque Hwang HyunJin es el mismísimo demonio.