"El amor entra por el estómago", es una de las cosas que Emma Cooper siempre recuerda escuchar decir a su madre. Hecho que corroboró de primera mano con sus padres, pues vio cómo ella, antes de morir, cada día se desvivía por prepararle postres deliciosos a su padre y este siempre se vio muy enamorado. Es por eso que cuando Christian Kennedy, el hijo del jefe de su padre y su gran amor de niñez, regresa a la propiedad de la familia donde ella vive, decide trazar un plan para comenzar a demostrarle sus sentimientos mediante sus postres y, de paso, conquistarlo. El único problema en su elaborado plan es que Christian es diabético y constantemente vive rechazando sus preparaciones. Christian ha vuelto debido a que tiene responsabilidades que cumplir, las mismas que han trazado su destino desde que era niño, dándose por vencido ante la idea de tener la vida que siempre anheló. Una pequeña rubia interfiere en sus planes, pues, a pesar de darle esa energía que necesitaba, también lo hace consciente de la diferencia de clases que aún existen en un mundo como el suyo. Emma no está dispuesta a rendirse con facilidad y en su afán por conquistarlo, notará que solo un postre no será suficiente para conseguir el amor de Christian. Él sabe que enredarse con ella podría complicarlo todo, aun así, ¿será capaz de resistirse al dulce amor de una pequeña de dientes chuecos y cara manchada de chocolate?