Desde aquel día, siento que mi vida entera se desmoronó, llevándose consigo todo lo que había en mi interior. Durante varios meses, mi cuerpo vagaba sin rumbo mientras mi alma, mi mente y mi corazón intentaban reencontrarse.
Ya no sé qué hacer. Confieso que desde el primer momento en que vi sus ojos, sentí algo especial. Es como si Sam se convirtiera en esa luz que ilumina el camino que necesitaba encontrar en medio de la oscuridad. Él le da un nuevo sentido a mi existencia y me impulsa a querer vivir el tiempo suficiente para estar juntos el resto de nuestras vidas.
Cuando contemplo su hermosa mirada, el miedo desaparece. Pero luego vuelvo a mirar las sombras y recuerdo lo que ocurrió hace un año. Alejarme de él parece ser lo mejor para ambos, aunque la oscuridad siga acechando a las puertas de mi hogar. Si algo le sucede por mi culpa, nunca me lo perdonaría. Prefiero que esté lejos de mí a ser la causa de que la sonrisa que adorna su rostro se desvanezca para siempre.