YO TU DIOSA, TÚ MI INFIERNO.

La diosa, llamada Anael, personificaba el amor y la pasión, sus ojos mieles dulcificaban a cualquiera. El demonio legión Asmodeo, era la oscuridad encarnada y dios de la lujuria, su sonrisa era un abismo de tentación.

Los hilos de su existencia los unía, sin saberlo, y en sueños sus miradas se entrelazaron, y en ese breve encuentro, nació un amor prohibido.

Ambos lucharon contra sus naturalezas opuestas. Anael temía que su amor por Asmodeo la corrompiera, mientras que él sabía que la cercanía de esa mujer podría desatar una guerra en su ser. Sin embargo, el destino conspiraba a su favor. Los hilos del tiempo se entretejieron, y sus corazones se encontraron en un abrazo inmortal.

La lucha entre el amor y la prohibición, sus corazones se debatían entre la redención y la perdición.

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