Nunca pensó que le podía pasar a ella. Nayara tenía sus objetivos y no podía distraerse con tonterías. Lucas siempre estaba serio. Era el centro de atención de las chicas que le lanzaban miraditas cada dos por tres. Un pasado, una historia que le marcan. El destino sólo hizo que unir sus caminos. Un sueño para Nayara, una pesadilla para Lucas. La cuerda está muy tensa y uno de los dos la romperá.