Mujeres: de depresiones y otros asuntos

Siempre creí que la vida consistía en nacer, crecer, reproducirme y morir. Un día envejecí y todas esas prioridades pasaron a un segundo lugar cuando comprendí que el solo hecho de pararme, bastaba para sentirme una ganadora "Solo por hoy" como dicen los alcohólicos anónimos, solo por hoy respiraré, solo por hoy lo intentaré. En medio de todo este colosal esfuerzo, aparece de repente, como la protagonista de una mala saga, mi depresión, mi mayor enemiga y aliada a lo largo de estas cuatro décadas que me ha implicado resignificar toda mi existencia, mi rol de mujer, tomar decisiones frente a asuntos cotidianos que para algunos simplemente es paisajismo pero para mí marca la diferencia entre continuar o desistir. La muerte siempre aparece como una oportunidad de mejora, no obstante, cuando me enfrento al espejo comprendo que debo seguir, que no depende solo de mí, que de mi decisión se desprenden cientos de aristas, y en el camino, de tomar esta decisión, la mayor afectada sería mi madre. Si algún día decidiera matarme tendría que cargar el cañón con dos balas, "una para ella y otra para mí", así me lo ha declarado en medio de una de nuestras crisis donde coincidimos con un ataque de pánico y dos llantos desesperados a raíz de la muerte de nuestra amada perra Estrella.