El escarlata de sus manos

Aloandra siente que su vida es un pozo oscuro, una secuencia de asesinatos sin fin.
Siente que esta atrapada en la telaraña de... quienquiera que fuera esa persona.
Esa persona que, dos meses después de la desaparición de su hermana, se había puesto en contacto con ella para contarle que Helena estaba en manos de una red de tráfico de personas.
Pero esa persona estaba dispuesta a asegurar la vida de Helena a cambio de que pusiera su habilidad para asesinar a su servicio.
Aloandra no se atrevió a preguntar cómo se había enterado de... aquel suceso. Solo fue una vez.
Y lo había disfrutado mucho.
Pero una cosa es matar escoria por diversión y otra matar a posibles amenazas por chantaje.
Todo cambia cuando recibe instrucciones de mudarse a otra ciudad e integrarse en el instituto local. A pesar de tener veinticuatro años.
Lo raro llega cuando le revelan que no recibirá el nombre del objetivo de momento.
Así que ella trata de adaptarse y espera... durante dos meses.
Dos meses que serán suficientes para enfrentar a su corazón. Helena es su hermana... Pero él... él lo es todo.