Aegon Targaryen x Gaius
Alicent, impulsada por la necesidad desesperada de proteger a su hijo, Aegon, de la vergüenza de su desfiguración, urde un plan audaz. El fuego que devastó a Aegon lo dejó marcado y irreconocible, un recordatorio espantoso del ataque. Para protegerlo de los susurros y el desprecio de la corte, revela un secreto: Aegon tenía un hermano gemelo, Gauis, que hasta ahora había permanecido oculto. Gauis, un reflejo de Aegon, es presentado como el heredero legítimo, reemplazando a su hermano herido.
A medida que Aegon se cura, su mirada se posa en Gauis, atraído por el rostro impecable que refleja su propia belleza perdida. La realización de que ha sido reemplazado, de que su propio rostro ahora es un extraño para él. Ve en Gauis un reflejo de su antiguo yo, un recordatorio inquietante de lo que ha perdido. Este anhelo, junto con la atracción innegable que siente por su hermano, florece en un amor prohibido.