26 de julio - ¡Estas loco! ¡Nos van a pillar!- Dije riendo mientras me dejaba guiar por él. - Loco por ti, tú me haces esto- dijo sonriendo también. - Sí, definitivamente estás loco. -Río- pues en ese caso que se entere el mundo entero- me miró picaro-. - ¿Qué...? - ¡ESTOY LOCO! SÍ, ESO ES, ¡ESTOY LOCO! ¡Y POR ESO ESTOY LOCAMENTE ENAMORADO DE...! -Shh! ¡Pero no grites que nos vamos a meter en un lio!- Dije interrumpiéndole. -¿Ahora me crees?- dijo mirándome con una sonrisa arrogante mientras nos sentábamos en el suelo, bajo la luz de la luna de aquella noche de verano. - Yo nunca he dicho lo contrario. - ¿Nunca?- susurró mirándome directamente a los ojos. - No- respondí de la misma forma, sonrió y se fue acercando poco a poco hasta que nuestros rostros quedaron a pocos centímetros, nuestras narices se tocaban, nuestras respiraciones entrecortadas se mezclaban, nuestros corazones acelerados latían al mismo ritmo y en nuestra mente sólo había un único pensamiento. -Bésame