Ela Dupont, de la ciudad de Venecia, Italia... Una chica realmente hermosa, con su piel dorada y ésa melena castaña podía conquistar a cualquiera. Ela sabía que era encantadora y lo utilizaba a su favor. Ela tenía muchas reglas a la hora de relacionarse con un chico, pero una de ellas era inquebrantable, un punto en el que ella siempre tendría la delantera: su identidad. Sin importar cuan profundo cale alguien en su corazón, jamás conocerían su nombre real. Sí, bueno, hasta que ellos dos llegaron...