Lisandro era analítico, racional y estructurado, con una vida exitosa y monótona. Nunca imaginó que, de un momento a otro, estaría en un programa de televisión discutiendo con la persona que más despreciaba en el mundo, en una pelea cuyas consecuencias arruinarían su vida e imagen. Y mucho menos podía prever que, un par de meses después, estaría consolando a esa misma persona en el piso de un ascensor, sintiendo con certeza que, si no dejaba de llorar, se volvería loco. ✰