Miedo. Esa era la palabra que me describía. Yo sabía lo que era sentir desesperación, angustia, presión; miedo. Sufría, pero aún así sobreviví. Deje de ser un niño al ver que la madurez no era una opción sino, una necesidad. Me convertía en algo que yo no quería ser, me convertía en una Bestia; en aquello que alguna vez me arrebató lo que tenía. Mi familia, mis amigos... Mi vida. Pasé de ser una deidad para mi gente a ser un príncipe destronado, con furia acumulada, sanguinario y calculador. Tal vez era mucho que asimilar para un niño. Un infante de cinco años de edad. Pero, ¿Qué le importaba a aquel dictador, aquel tirano de sangre fría que me crió para ser como él? Nada. Yo no significaba nada para aquel monstruo, yo era su juguete. «Me volví fuerte, cuando me di cuenta que tenía que levantarme solo». «No es mi culpa que me haya enamorado, es la tuya porque sonreíste». La confianza es lo que siempre pareció sobrarle, pero es lo que quiso recuperar desde la muerte de sus padre... Prohibida la reproducción parcial o total de la obra. © Los personajes aquí mostrados, pertenecen a Akira Toriyama.
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